De la redacción/OGY: Mérida, Yuc. 13 de mayo 2020.-
Valladolid y Mérida ocupan parte del corazón de Casimiro Pacheco Sierra, pues ambos lugares forjaron su vocación docente, de preparar a jóvenes para los retos de la vida. Con la seguridad de la experiencia, este maestro con más de 50 años de trayectoria continúa enseñando en las aulas y destaca que lo primordial en la carrera magisterial es “enamorarse del trabajo, con la pasión y entrega que exige ese sentimiento”.
Partió de su natal Hocabá hacia la capital yucateca para iniciar sus estudios de técnico especializado; en los salones del Instituto Tecnológico de Mérida, su interés por el dibujo industrial definió la ruta que lo llevaría a dar clases a varias generaciones de niñas y niños de secundaria.
“Cuando empezamos con las clases de Dibujo Técnico, el programa establecía que teníamos que elaborar vistas de objetos con calidad en las líneas, pero en mi salón había sillas que ni siquiera tenían paleta, por lo que, con esfuerzo y apoyo del director, hicimos actividades para recaudar fondos y comprar unas tablas de madera, a manera de tableros, con lo que mis alumnos pudieron iniciarse en esta bella disciplina; algunos de ellos, hoy, son ingenieros y arquitectos, por lo que me da gran satisfacción haber contribuido a descubrir su vocación profesional”, platica.
Estar frente a grupo le marcó la vida y decidió tener más herramientas para impartir conocimientos; en 1973, ingresó a la Escuela Normal Superior de Yucatán; su firme determinación lo condujo a la Maestría en Tecnologías de Dibujo Técnico Industrial y a fundar una asociación sobre la materia, lo cual le permitió acercarse a universidades. Todo este camino profesional tuvo un sólo propósito: formar a su alumnado con una preparación sólida.
“Un maestro debe tener voluntad y respeto; nosotros los preparamos para la vida y debemos estar a la altura. Si bien, hoy contamos con herramientas tecnológicas que nos ayudan a comunicarnos e informarnos, es la calidez del maestro, la experiencia, dedicación, compromiso y valores lo que complementa la preparación de nuestros alumnos; por eso, dejamos huella profunda en su ser”, señaló.
Hasta hace unas semanas, el maestro Casimiro compartía sus saberes en una secundaria privada; la contingencia sanitaria mundial cambió esta rutina, pero redobló sus ganas de emprender nuevas metas en cuanto vuelva a reencontrarse con sus estudiantes: “los jóvenes están ávidos de conocimiento y, por eso, un profesor debe ser creativo y poner en práctica todo lo que sabe de la vida”, concluyó...(OGY)