ELECCIONES PODRIDAS

Capítulo IV del libro:
“CÁRTEL POLÍTICO SECUESTRÓ A MORENA”
Por Roberto López Méndez
Título: “Las elecciones están podridas”

Sonia Olmos Hernández, activista de Morena que vivió muy de cerca la campaña del candidato para la diputación del IV Distrito estatal, denunció cómo se practica aquí la compra y venta de votos.
– En Yucatán -explica- las autoridades electorales y los partidos políticos han contribuido a que se pudran las elecciones. En nuestro caso, iniciamos muy bien en la campaña, teníamos muy buena respuesta tanto en las comisarías, como aquí en Mérida, pero sí escuchábamos todos los días, en todo el camino, el descontento de las personas. La queja reiterada era que inscribieron gente que no era del partido. Una de esas quejas, tal vez la principal, era lo de la imposición de Verónica Camino, que ni es de Morena ni comparte la ideología de la 4T, y ni le caen bien los militantes morenistas, por eso puso como su representante ante las autoridades electorales a un panista, y luego lo metió de regidor por Morena.
– Sonia, decías que recibiste propuestas para que ganara tu candidato comprando los votos por montón, ¿cómo fue eso?
– Sí. Lo que pasa es que como en los volantes de la campaña estaba puesto mi nombre y mi teléfono como contacto para que se comunicaran quienes quisieran conocer las propuestas del candidato, o para quienes necesitaran apoyo en sus diversas gestiones, me empezó a llamar gente del PAN, del PRI, e incluso de Morena.
– ¿Qué te decían, Sonia?
– Me ofrecían votos en venta. Unos me preguntaban cuántas credenciales de elector necesitaba.
– ¿No estarían vencidas ya?
– No. Me aclaraban que estaban vigentes, que podían venderme las que quisiera a mil pesos cada una.
– Sonia, supe que en los pueblos había “líderes” que contactaban a los que manejaban las campañas de los diferentes candidatos para ver quién les pagaba más por las credenciales de elector que hubieran reunido. Entonces ya que había un trato sobre el precio, las mostraban y los operadores del candidato se las pagaban y se quedaban con ellas para hacer el carrusel con su propia gente, es decir, con quienes trajeran de otros lugares para apoyarlos. Pero si no tenían quien entrara a votar, o no había confianza con el “líder”, se las pagaban a la entrada de la casilla donde las 20 o 30 o más credenciales que se pagaran a cada vendedor se devolvían a sus dueños para que entraran a votar. En el caso que nos relatas, Sonia, ¿qué les respondías a esos vendedores de credenciales?
-Yo les decía que no lo hicieran, que uno vende el voto y le da para comer tres días, pero después tienen que sufrir tres años de abandono, o seis cuando se trata de elegir gobernadores o senadores.
– ¿Te hacían caso?
– Creo que no. Fue muy triste. Unos me dijeron que como en Morena habían impuesto candidatos que eran del PRI, ellos preferían vender su voto y si no, se llevaban a su gente sin votar.
– ¿Entonces estaban bien enterados de la corrupción con que manejaron en Morena las candidaturas locales?
– Sí. Totalmente. A veces uno cree que las personas humildes no se dan cuenta, pero todo el mundo se da cuenta. Hasta en las comisarías me decían que habían impuesto gente que no pertenecía al partido, que se afiliaron a Morena de última hora, que no era justo, que había mucha gente capacitada para esos cargos y no se los dieron porque dentro del partido se dedicaron a vender las candidaturas.

El detonante para perder

– ¿Qué más decían?
– Nos decían que en Morena se hicieron compromisos con gente de fuera a la que no le correspondía representar al partido. Que correspondía a los yucatecos poner sus propios candidatos. Por eso a muchísima gente que no está de ahorita en Morena, sino está de años, se le hizo a un lado, y ese fue el detonante para que Morena no obtuviera los votos que debió haber obtenido.
Créeme, Roberto, yo nunca pensé que en las comisarías estuvieran tan enterados de que habían impuesto candidatos que no iban porque no pertenecían al partido, que se afiliaron solo para participar.
– Lo que pasa es que en Yucatán la tradición oral es muy fuerte, todo se sabe de boca en boca muy rápido. ¿Y en el caso de ustedes, los apoyó el partido en la campaña?
– Al candidato del IV Distrito local le dieron 50 miserables playeras -tan chiquititas que ni siquiera la cabeza entraba en el cuello- y 20 gorras. Por eso, para poder hacer algo, tuvo que pedir dinero prestado y quedó endeudado. Eran gorras de cuando ganó López Obrador. Yo vi la cara de mi candidato cuando le dieron ese “apoyo” para su campaña y vi que hasta le dieron ganas de llorar. Entonces le dije:
– Oiga, esto es una burla. Vamos a dar una rueda de prensa para denunciar que no están entregando a los candidatos el presupuesto destinado a las elecciones.
Pero me contestó:
– No, Sonia. Yo quiero mucho a Morena.
Y como no había dinero para nada, unos días después me dijo:
– Sonia, ya no puedo. Voy a pedir más dinero en préstamo.

Veinte líderes querían venderle credenciales

– Sonia, volviendo a lo de la compra de votos, ¿cuántos líderes te ofrecieron vender credenciales para votar?
– Me llamaron como veinte, algunos varias veces. Eran muchos líderes diferentes, hasta por Whatsapp me llamaban. Unos me decían: “El PAN me está dando mil pesos por cada credencial de elector, pero yo no quiero que gane el PAN, sino Morena. ¿Cuánto me ofrece por cada credencial? Incluso me decían, como esos que venden en el Internet, que nos íbamos a ver en algún lugar para que me las entregaran.
– ¿Y te decían que estaban vigentes?
– Sí. Que son vigentes de Mérida. Nosotros no hubiéramos comprado votos, porque no va con la rectitud del candidato. Él es un hombre muy honesto, pero si no teníamos dinero ni para los volantes, menos para comprar votos. Mayormente me llamaban de noche, de 9 a 10 de la noche, para venderme esas credenciales de elector.
– Sonia, creo que eso explica muy bien cómo arman los carruseles de votantes. Alguien imprime esas credenciales, tal vez dentro del mismo INE y, al llegar las campañas, las venden por miles. Imagínate: si imprimen cien mil duplicados de credenciales y después se los venden a los candidatos a mil pesos, se ganan cien millones de pesos por campaña. Es un negocio redondo que les sirve para crucificar a la democracia. Recuerdo que una vez, en una entrevista sobre las bandas que proliferan en Mérida y los municipios del interior del estado, le pregunté al Dr. Rubén Cámara Vallejos qué pensaba de ese tema, y me dijo que los gobiernos del PRI y del PAN no combaten a las bandas juveniles ni con programas sociales ni con medidas de fuerza, sino las mantienen organizadas porque por tradición les son funcionales para las elecciones, ya que las llevan a votar en los famosos carruseles por todo el estado, e incluso las llevan a Quintana Roo, a Campeche y a Tabasco, para quemar boletas y robarse las urnas donde les conviene.
– Sí, he sabido que en las elecciones llega gente incluso de otros estados, los llevan en camiones donde los necesitan para votar o para hacer tropelías. En cuanto a los que ofrecen en venta las credenciales, algunos de ellos te dicen que son de tu distrito, pero hasta que aceptas te dicen dónde te las van a entregar. Supe por una amiga que un candidato de otro partido sí compró, y le entregaron puras credenciales verdaderas, muchas incluso nuevecitas. Los que las venden dicen: “Tengo tanta gente porque soy dirigente de ellos”, o “Tengo mucha gente, por eso tengo tantas credenciales para vender”.
Finalmente, Sonia Olmos Hernández señala:
– Yo creo que tenemos que empezar a concientizar a la gente, convencerla de que no se deje, y preparar las nuevas elecciones para que sean limpias, que no permitan que nos impongan a nadie, ya que, por ejemplo, a nosotros la gente nos decía: “Sí, vamos a votar por tu candidato, pero no por Verónica Camino, por esa sinvergüenza, nada”. ¿Y qué puedes hacer, qué le contestas a la gente si sabes que tienen razón?