De la redacción/OGY: Mérida, Yucatán.
Con el carácter sereno de quien ha librado mil batallas sobre el cuadrilátero, Gustavo “Guty” Espadas Espinosa cruzaba este jueves el Aeropuerto Internacional de Mérida, rumbo a Las Vegas. Su misión no es menor: representar al Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en el esperado regreso del legendario Manny Pacquiao, quien enfrentará a Mario Barrios por el título wélter de la organización.
“Este nombramiento es un honor que llevo con la misma responsabilidad que cuando defendía mi título mundial”, confiesa Espadas mientras ajusta con naturalidad el maletín de mano. Su voz mantiene esa calma que lo caracterizó en las noches de combate, cuando el Poliforum Zamná rugía con cada defensa del cinturón.
El pasado 7 de mayo, Guty fue nombrado oficialmente Embajador Internacional del CMB, un reconocimiento a su trayectoria como campeón mundial pluma (2000-2001) y, más aún, a la integridad con la que ha honrado al deporte.
Entre recuerdos que aún palpitan —como aquella noche de abril del 2000, cuando venció a Luisito Espinosa para coronarse campeón—, Espadas subraya el simbolismo de su nuevo rol:
“Mauricio Sulaimán me dijo: ‘Los jóvenes necesitan ejemplos’. Por eso compartiré con Pacquiao cómo un campeón trasciende el ring. Él, como yo, sabe que un revés ante Morales o Rojas no define una carrera”.
Las 53 peleas que sostuvo como profesional (45 victorias, 28 por nocaut) hoy son más que estadísticas: son credenciales para una misión mayor. “Ser embajador es como ser campeón: representas a millones que sueñan”, reflexiona antes de abordar el vuelo.
En Las Vegas, su agenda es intensa y significativa:
– Reuniones con jóvenes pugilistas en el Fan Fest del CMB (16 al 20 de julio).
– Transmisión de valores como la disciplina que lo llevó a defender su título con éxito ante Wethya Sakmuangklang.
– Ceremonias protocolarias durante la pelea estelar del 20 de julio.
Al despedirse, Guty lanza una sonrisa que parece guardar treinta años de historias. Recuerda su debut en 1992 ante Manuel Pérez y se reconoce en ese joven que, desde Mérida, soñó en grande. Treinta y dos años después, su viaje continúa con una nueva meta.
“El ring fue mi escuela. Hoy, como embajador, ayudo a construir más escuelas de vida”.
Con este viaje, el hijo del inolvidable Guty Espadas cierra un círculo. De campeón a leyenda viviente, lleva consigo el espíritu yucateco al corazón del boxeo mundial…(OGY)
@pepepallotta
