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Visión del futuro de la vivienda en México

 

De la redacción/OGY: Mérida, Yucatán.

La construcción de la vivienda social en México debe ser bajo una premisa más humanista y no sólo basada en un concepto urbanista como proponen inversionistas del mercado inmobiliario, dijo el Ing. Ricardo Mañe Lara al regresar ayer del foro realizado en la Ciudad de México sobre la Visión de la Vivienda en México basadas en una prospectiva de con miras al 2030.

Lo anterior fue una de las conclusiones del foro de consulta organizado por un grupo de investigadores sociales en el ramo de la vivienda.

Este nuevo contexto, dijo el Ing. Mañe Lara, enfatiza la necesidad de que las instituciones del estado mexicano sufran una transformación del modelo de negocio centrado en la utilidad y se traslade a un modelo de negocio con responsabilidad social, pensando en el bienestar de los y las trabajadoras de este país, entrado en este modelo.

Por consiguiente y derivado de este mandato, el Estado adquiere la obligación para atenderlas y darles respuestas con el propósito de generar como resultado el bienestar y desarrollo de los individuos y sus comunidades, teniendo en su actuación la prioridad del reconocimiento legal de sus derechos y obligaciones la cual es condición indispensable para dar un efectivo cumplimiento a su mandato social.

Por otra parte, el contexto económico y social que se vive el día de hoy, requiere de una participación más activa del Estado para garantizar que sus fines y propósitos se cumplan y promuevan un impulso hacia mayores niveles de atención a las necesidades de las personas y de las comunidades, así como la necesidad indispensable de atender las fallas que se han presentado en distintos sectores económicos, durante los últimos años, mismas que han implicado sobreponer los intereses del mercado, sobre los propósitos y fines del Estado; estas fallas se circunscriben en lo que se ha denominado el “Período Neoliberal”.

Bajo esta tesitura hay que exponer lo que ha sucedido en el sector de la vivienda mexicana en los últimos 25 años, el cual se ha anclado a un modelo que privilegia el mercado y distorsiona la visión de la vivienda, como un derecho humano, según el artículo 4° de la Constitución Mexicana.

En los últimos 25 años, el Estado Mexicano no ha logrado extender la materialización de este derecho a toda la población, ya que en estos años el mercado a través de la banca comercial, ha sido el que mayor rentabilidad a obtenido en el sector de la vivienda; sin embargo, los bancos únicamente han ofrecido el financiamiento de la vivienda sólo a segmentos de la población con altos ingresos, siendo indiferentes a otros sectores de la población y desvirtuando la vivienda, como un derecho nacional.

Por otra parte, el Infonavit, institución mexicana que nació como un producto del Estado Desarrollista a principios de los años 70´s para proveer a la población trabajadora de un mecanismo de aportaciones que posibilita el acceso a una vivienda, se ha incrustado en esta lógica de mercado, estableciendo un modelo de acceso a la vivienda muy rentable, pero también muy excluyente, ya que considerables segmentos de la población trabajadora no encuentran soluciones a sus necesidades de vivienda, por lo que esta institución ha diluido su mandato de ley y trastocado su misión de garantizar el derecho de la vivienda, al no generar las condiciones necesarias para que más segmentos de la población trabajadora encuentren opciones y productos para las necesidades que hoy enfrentan.

Es por ello, que en este nuevo contexto en el que se enfatiza la visión humanista es indispensable que las Instituciones del Estado Mexicano sufran una transformación que impacte su inercia e idea de modelo de negocio centrado en la utilidad y se trasladen a un modelo de negocio con responsabilidad social que ponga en el centro de la estrategia a los y las trabajadoras de este país.

Hablar de infraestructura para el bienestar y en específico hablar de vivienda social, es hablar primero de la vivienda como un derecho y no como una mercancía; segundo visualizar la vivienda como la infraestructura básica para el desarrollo que todo ser humano requiere para mantener una vida dignidad y dejar de tipificarla como un espacio de ladrillo y cemento, y tercero verla como un espacio individual que se integra a una comunidad para darle vida y armonía, así como sentido a las actividades productivas de ésta.

Por ello se propone transformar el modelo de Infonavit para ampliar su cobertura y proveer mayor valor a la población trabajadora, por lo que deben identificarse como primer paso los actores excluidos en este periodo tales como: Mujeres, personas de la tercera edad, jóvenes, trabajadoras de apoyo doméstico, entre otros.

Se requiere la creatividad e innovación necesaria para encontrar soluciones que atiendan las demandas actuales, por lo que se propone como ideas explorar los productos novedosos como las casas comunitarias para las personas de la tercera edad, el crédito a la renta para los jóvenes, estímulos para el acceso al crédito para mujeres y trabajadoras de apoyo doméstico, asimismo se requiere repensar si es la hora ya de que el Infonavit amplie su visión como un promotor de desarrollo regional impulsando inversión en infraestructura en zonas del país que se han quedado rezagadas por el mercado y que necesitan apoyo de una Entidad con carácter social que provea los mecanismos y medios para la provisión de vivienda particularmente en el sureste y áreas donde el “Nearshoring”. ..(OGY)

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